29 abril, 2015

Agricultura familiar: La mayor proveedora de trabajadores del país

Artículo de La Revista Agraria N° 172 

 Las cifras acerca de la importancia estratégica de la agricultura familiar (AF) son concluyentes: en la actualidad, este sector concentra el 43 % de la superficie agropecuaria del Perú, y un abrumador 99 % de los productores agropecuarios proviene de hogares de AF. No solo ello; en los últimos años, la AF ha consolidado su protagonismo en la estructura laboral del sector agropecuario peruano de inicios del siglo XXI.

 A pesar de estas cifras y de la influencia de la actividad agropecuaria como generadora de empleo en el ámbito nacional, por mucho tiempo se ha ignorado en el país el aporte de este sector en la estructura laboral agraria(2). Por ejemplo: ¿cuán grande es la contribución de la AF en la población económicamente activa (PEA) ocupada agropecuaria? ¿Cuál es el grado de importancia del sector agropecuario —y, por ende, de la AF— como generador de empleo?(3) 

 La AF es la mayor proveedora de trabajadores 

 Para aquilatar la importancia de la AF, recordemos primero cuántas personas conforman la PEA ocupada en el Perú: hacia 2012, esta ascendía a 15 541 000 personas, de las cuales 24 % (la mayor parte) laboraba en la actividad agropecuaria y 19 % (en segundo lugar) en el comercio, superando largamente a actividades como la manufactura (11 %), la construcción (6 %), los transportes y las comunicaciones (8 %), la pesca (1 %), la minería (1 %), entre otras(4). 

 Ese 24 % significa 3 756 000 trabajadores ocupados en labores agropecuarias en todo el territorio peruano; de esa cifra, el 83 % (3 099 000 personas) proviene de hogares considerados como AF, evidencia de su actual relevancia en la estructura laboral del agro. Hay que resaltar que la gran mayoría de los ocupados agropecuarios se desempeñaron como conductores de sus parcelas (empleador/patrono o trabajador independiente) y, también, realizando labores (como trabajadores familiares no remunerados) de apoyo a los conductores, que son funciones que toman lugar dentro del hogar. 

 No solo ello. Un aspecto interesante que se destaca en la publicación de Eguren y Pintado es que la AF tiene capacidad para generar empleo no solamente en el sector agropecuario, sino también en otras ramas de la economía: los hogares de AF aportaron al empleo del sector minero el 26 % del total de ocupados en dicho sector, el 18 % en pesca, el 15 % en construcción, el 12 % en comercio y manufactura, el 11 % en servicios, el 8 % en transportes y comunicaciones, y el 7 % en otros servicios. 

 Mirando las regiones: la AF a la cabeza 

 La gran contribución de los hogares de la AF como proveedores de mano de obra en la PEA ocupada queda plenamente demostrada si enfocamos la mirada en cada una de las regiones naturales. Los hogares de AF están a la cabeza en las tres regiones: 51 % en la costa, y, de manera mayoritaria, 92 % en la sierra y 83 % en la selva (ver gráfico). 


 En la región costa se observa una participación balanceada entre la contribución de la AF y la de los hogares no agropecuarios(5), esta última con un 47 % a la PEA ocupada costeña. La situación en esta región se explica debido a la expansión de la agroindustria vinculada a la exportación de frutas, hortalizas, etc., que implica una alta demanda de mano de obra principalmente asalariada, eventual y estacional. Este último proceso va acompañado de un fenómeno que se observa sobre todo en los principales centros agroindustriales exportadores de la costa peruana: la urbanización del trabajador rural. 

 Por ejemplo, en el caso de Ica, el 51 % de los trabajadores son de la región y el 49 % restante migra desde las regiones andinas vecinas. Esta masiva presencia de población laboral ha originado la formación de asentamientos poblaciones en los alrededores de los complejos agroindustriales. Se trata de ciudades-dormitorio que, en muchos casos, han crecido de una manera desorganizada y caótica(6). 

 La feminización del trabajo agrícola 

 Un aspecto interesante de la publicación de Eguren y Pintado es que destaca la importante participación femenina en labores agropecuarias, ya sea como trabajadoras familiares, asalariadas o como conductoras. En 2012, el 30 % del total de productores agropecuarios en el Perú fueron mujeres: 668 675 productoras. Por regiones, la sierra y la costa tuvieron las tasas más altas de presencia de conductoras (28 % y 35 %, respectivamente). En cuanto a la distribución de género por tipo de agricultura, en el Perú la mayor presencia femenina (productoras) se encuentra en la AF: de cada 100 productores de la AF, 31 son mujeres. 

 Finalmente, un dato destacable es la presencia femenina en la PEA ocupada en el sector agropecuario: el 38 % (1 444 000 mujeres). La mayor parte de la PEA ocupada femenina se concentra en la sierra (69 %), precisamente, una región en donde la contribución de la agricultura familiar es mayoritaria (92 %). En la sierra, más del 90 % de las mujeres se desempeñaron como conductoras de un predio o apoyando en las labores agropecuarias como cónyuges del conductor, como hijas o como otro miembro con vínculo familiar.

 El análisis de la actual situación del empleo agrícola y de la contribución de la AF —realizado por la mencionada publicación— es un significativo aporte para comprender la realidad rural y trazar las líneas para el desarrollo del país: en efecto, el potencial de generación de empleo de la agricultura peruana es considerable y la AF juega un rol protagónico. En este sentido, y resaltando que estamos en pleno año electoral, el sector agropecuario debe ser calificado como estratégico por aquellas políticas de gobierno orientadas a la generación de empleo. A pocos meses de un nuevo proceso electoral presidencial, los futuros candidatos y sus partidos o movimientos políticos tienen la responsabilidad de priorizar la AF en sus planes de gobierno y de dejar de lado el sempiterno olvido de anteriores gobiernos. 

 Notas 

 1 Periodista. Editor de La Revista Agraria. 

 2 El 14 de abril se presentó el libro Contribución de la agricultura familiar al sector agropecuario en el Perú, del sociólogo Fernando Eguren, director de LRA, y del economista Miguel Pintado (investigador del Cepes). El libro utiliza la información de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho 2012) para analizar la importancia de la agricultura familiar desde distintos aspectos; en el presente artículo se reflexiona acerca de uno de ellos: su influencia en la estructura del empleo agropecuario. Los otros aspectos son: la contribución en el PBI agropecuario y su importancia en la ocupación del territorio nacional. 

 3 En 2013, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) informó que una de las conclusiones del IV Censo Nacional Agrario (Cenagro) es que la actividad agropecuaria proporciona 13 867 400 trabajos eventuales y 180 500 permanentes (diario La República, 23 de julio de 2013). http://bit.ly/1HVVZmL 

 4 Según un estudio de la Universidad del Pacífico, para la creación de un empleo en el sector minero (en la empresa privada) se necesita invertir S/. 373 000, mientras que sectores como pesca y acuicultura solo requieren S/. 35 000 para generar un puesto de trabajo (diario La Primera, 20 de diciembre de 2010). http://bit.ly/1K6kZa6 

 5 En la publicación de Eguren y Pintado se hace una distinción en la población económicamente activa ocupada en el sector agropecuario clasificando el tipo de hogar del cual proviene: hogares agropecuarios y hogares no agropecuarios. Este último comprende a las familias cuyos jefes de hogar no se dedican a labores agropecuarias. 

 6 Jackeline Velazco y Julia Velazco. «Características del empleo agrícola en el Perú», en Cecilia Garavito e Ismael Muñoz (editores). Empleo y protección social. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2012.



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